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    Cannabis medicinal: información básica

    02.10.2019

    ¿Qué es el cannabis medicinal?

    El cannabis medicinal proviene del uso terapéutico de la planta Cannabis sativa, que posee compuestos químicos denominados «cannabinoides». Entre ellos destacan el THC y el CBD.

    El cannabis (Cannabis sativa) es una planta de crecimiento anual originaria de las cordilleras del Himalaya que ha sido utilizada desde hace miles de años por sus propiedades médicas e industriales. La planta del cannabis es una de las plantas más antiguas cultivadas por el ser humano para fines no alimenticios. Se han encontrado restos de fibra de cáñamo en China datados con más de 6000 años y ropas fabricadas con fibra de cáñamo en Turkestán con más de 5000 años. El registro más antiguo del uso de cannabis como medicina se encuentra en la farmacopea del emperador chino Shen Nung y data de hace más de 4000 años, en la cual se recomendaba para el tratamiento del dolor, el resfriado o los trastornos menstruales, entre muchos otros (1). Allí a donde ha ido el ser humano a lo largo de la historia ha llevado con él la planta del cannabis: por ejemplo, la primera Biblia se imprimió con papel de cáñamo y las velas de las carabelas que llevaron a Cristóbal Colón a América estaban fabricadas con fibra de cáñamo. En cuanto a sus usos médicos, el auge de las publicaciones médicas del cannabis ocurrió entre 1840 y 1900, período en el que se publicaron más de 100 artículos científicos (una cifra sumamente elevada para la época) recomendándole para el tratamiento de diferentes enfermedades y males (2).

    «La planta Cannabis sativa se viene utilizando como medicina desde hace miles de años por diferentes sociedades».

    La aparición de fármacos sintéticos, por una parte, y el desconocimiento del mecanismo de acción de los compuestos presentes en la planta, por otra, junto con las presiones políticas que empezaron a limitar su uso por cuestiones extra-médicas, hicieron que se perdiera el interés médico por el cannabis, interés que en la últimas décadas se ha retomado intensamente, una vez que se han empezado a conocer tanto lo compuestos presentes en la planta, como los mecanismos neurobiológicos por los que actúa. Hoy día existen sociedades científicas centradas específicamente en el estudio médico del cannabis y de los cannabinoides, tanto de carácter nacional como internacional, y repartidas por todo el mundo.

    La planta del cannabis es una auténtica máquina de producción de compuestos biológicos. Sus flores sintetizan más de cien compuestos que son exclusivos de la planta del cannabis y que se llaman cannabinoides, aparte de terpenos y flavonoides (que tienen también propiedades médicas), polifenoles, aminoácidos y vitaminas, entre otros muchos, llegando a producir hasta más de 500 compuestos químicos diferentes. El principal compuesto psicoactivo del cannabis es el THC (delta-9-tetrahidrocannabinol), y también el principal agente terapéutico. Junto al CBD (cannabidiol), el otro compuesto activo importante de la planta pero que no tiene efecto psicoactivo, son los compuestos que hasta el presente más se han estudiado y a los que se les atribuyen más usos médicos, aunque no son los únicos con propiedades terapéuticas.

    La planta del cannabis es una planta especial dentro de la medicina herbal: a diferencia de otras plantas, donde conviven productos terapéuticos con productos tóxicos —y por ello en medicina se suele preferir trabajar con los principios activos aislados para evitar interacciones farmacológicas no deseables—, en el caso del cannabis, la utilización de la planta tiene una mejor tolerabilidad que la utilización del THC por separado. Ello es porque los demás compuestos que lo acompañan modulan el efecto psicológico final del THC, mejorando su tolerabilidad (3). En un estudio reciente basado en una encuesta en la que se preguntó a 953 pacientes de 31 países sobre sus experiencias con las diferentes formas de la marihuana medicinal, se encontró que, «en general, los medicamentos basados en cannabinoides no farmacéuticos a base de plantas recibieron de los participantes puntuaciones más altas de apreciación que los productos farmacéuticos que contienen cannabinoides» (4).

    En cuanto a su fuente de origen, existen tres tipos de cannabinoides: los cannabinoides presentes en las plantas, o fitocannabinoides; los cannabinoides sintéticos; y los cannabinoides presentes en el organismo de los animales, o endocannabinoides. Hasta el momento se han descubierto más de cien fitocannabinoides (los más importantes de ellos los describiremos en el próximo apartado). Un hecho curioso es que mientras los fitocannabinoides sólo se han encontrado en la planta del cannabis, los endocannabinoides se encuentran presentes en todos los animales, desde los más simples hasta el ser humano. De hecho, es posible que la capacidad de sintetizar endógenamente cannabinoides ya se encontrara en un ancestro eucariota (unicelular) común a animales y plantas y que luego, partiendo de este ancestro común, los diferentes linajes de animales y plantas hayan desarrollado independientemente sus propios sistemas de señalización intercelular basados en compuestos cannabinoides (5). Otra opción de encontrar cannabinoides es en los laboratorios científicos: gracias al avance de la química orgánica se pueden crear compuestos cannabinoides en un laboratorio, algo que constituye hoy día uno de los principales intereses de la industria farmacéutica debido al enorme potencial terapéutico que tienen estos compuestos.

    1. Spinella, M. (2001). The psychopharmacology of herbal medicine. Plant drugs that alter mind, brain, and behavior. Cambridge, MA: The MIT Press.
    2. Grinspoon, L. (1971). Marihuana Reconsidered. New York: Batman Book.
    3. McPartland JM, Pruitt PL. (1999). Side effects of pharmaceuticals not elicited by comparable herbal medicines: the case of tetrahydrocannabinol and marijuana. Altern Ther Health Med. 5(4):57-62.
    4. Hazekamp A, Ware MA, Muller-Vahl KR, Abrams D, Grotenhermen F.(2013).The medicinal use of cannabis and cannabinoids–an international cross-sectional survey on administration forms. J Psychoactive Drugs. 45(3):199-210.
    5. Elphick MR, Egertová M. (2005). The phylogenetic distribution and evolutionary origins of endocannabinoid signalling. Handb Exp Pharmacol. 168:283-97.

    ¿Por qué el cannabis es una medicina?

    La interacción de los cannabinoides con el SCE (sistema cannabinoide endógeno) mantiene el equilibrio del organismo.

    Hace tan sólo dos décadas que se descubrió lo que hoy se conoce como sistema cannabinoide endógeno (SCE), un sistema de señales químicas y receptores presente en nuestro organismo y de cuyo funcionamiento depende que se produzca una cierta acción. Esto es, dentro de nosotros llevamos cannabinoides que se acoplan a proteínas específicas llamadas receptores para cannabinoides (RCB) para modular procesos fisiológicos concretos. De hecho, el sistema endocannabinoide es un sistema complejo cuyo papel principal es regular la homeostasis del organismo, esto es, restaurar el equilibrio endógeno, de ahí la importancia del estudio de los cannabinoides en la medicina moderna.Los principales endocannabinoides son la anandamida (araquidonoiletanolamida) y el 2-AG (2-araqui-donoilglicerol), aunque poco a poco se van descubriendo más. Los receptores sobre los que se acoplan los endocannabinoides son, principalmente, los llamados receptores CB1 y CB2, si bien hay otros tipos de receptores sobre los que actúan, así como procesos enzimáticos implicados en la acción de los cannabinoides, encargados igualmente de la regulación del SCE. Poco a poco se van descubriendo nuevos mecanismos y acciones del SCE, lo cual permite cada vez conocer mejor su papel en la implicación de diferentes enfermedades (6).

    «Los principales endocannabinoides son la anandamida y el 2A-G. Y los principales receptores cannabinoides son los llamados CB1 y CB2».

    Los endocannabinoides actúan en el cerebro como neurotransmisores; esto es, como sustancias encargadas de transmitir la información entre neuronas para conseguir efectos fisiológicos específicos. El sistema de neurotransmisión endocannabinoide es muy singular respecto al resto de los sistemas de neurotransmisión como el dopaminérgico, el glutamatérgico o el serotoninérgico. En lugar de enviar los mensajes desde la neurona «emisora» a la neurona «receptora», en el SCE dicho envío se produce al revés: cuando hay una alteración en el sistema neuronal, desde las receptoras se mandan endocannabinoides a las neuronas emisoras para que estas modulen su actividad.

    Por ejemplo, ante un accidente cerebrovascular se liberan grandes cantidades de un neurotransmisor llamado glutamato que puede lesionar las neuronas receptoras. En este caso, para contrarrestar dicha actividad, las neuronas receptoras envían endocannabinoides a las emisoras para que cese su actividad en un proceso retrógrado (en sentido inverso al de la transmisión), en un intento de evitar que se siga produciendo daño. Esto mismo ocurre con otros procesos neuronales, de ahí que el SCE, como se ha explicado arriba, sea fundamentalmente un sistema de regulación homeostática. De hecho, a diferencia también de otros sistemas de neurotransmisión, los endocannabinoides no se encuentran almacenados en las neuronas listos para ser usados cuando se necesiten, sino que se sintetizan “a demanda”: cuando es necesaria su acción, rápidamente se pone en marcha un complejo proceso de síntesis de endocannabinoides para ser utilizado, y una vez reparado el daño, se destruyen. Esta forma de actuar de los endocannabinoides para regular los desequilibrios en el organismo, podrían hacernos pensar que en algunas enfermedades lo que en último término ha fallado, sería el SCE, por insuficiencia o porque ha sido superado en su capacidad de respuesta.

    Los receptores CB1 se encuentran distribuidos principalmente por todo el cerebro, en el sistema nervioso periférico (neuronas sensoriales, simpáticas y parasimpáticas (7)), y también, aunque en menor cantidad, en órganos periféricos. El sistema nervioso de las vísceras también es rico en CB1 (8). Los receptores CB1 cerebrales modulan las funciones encargadas de la motivación y la cognición, están presentes y activos en las fases tempranas del desarrollo embrionario, lo que indica que tienen un papel importante en el desarrollo neuronal y parecen jugar un papel clave en procesos madurativos (9). Por el contrario, los receptores CB2 se encuentran localizados en tejidos periféricos, principalmente en el sistema inmunitario, que es el sistema encargado de reaccionar ante agresiones externas al organismo, aunque también se encuentran en áreas más restringidas en el cerebro. Es posible, además, que los receptores CB2 se encarguen de la protección del organismo cuando se producen procesos inflamatorios (10).

    La amplia distribución de los receptores cannabinoides en el organismo humano es, precisamente, la que hace que el cannabis y los cannabinoides, no siendo ninguna panacea y, por lo que sabemos al presente, sin curar ninguna enfermedad (aunque, empieza a haber resultados prometedores sobre el potencial anti-cancerígeno de algunos cannabinoides), permite actuar sobre la sintomatología de muchas enfermedades: desde padecimientos del sistema nervioso como el Alzheimer, la epilepsia y el dolor neuropático, hasta enfermedades del sistema inmunológico e inflamatorias como la esclerosis múltiple y la artritis.

    6. De Petrocellis L, Di Marzo V. (2009). An introduction to the endocannabinoid system: from the early to the latest concepts. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab. 23(1):1-15.
    7. Ständer S, Schmelz M, Merze D, Luger T, Rukwied R. (2005). Distribution of cannabinoid receptor 1 (CB1) and 2 (CB2) on sensory nerve fibers and adnexal structures in human skin. Journal of Dermatological Sciences. 38(3):177-88.
    8. Sibaev A,Yüce B,Kemmer M,Van Nassauw L, Broedl U, Allescher HD, Göke B, Timmermans JP, Storr M. (2009). Cannabinoid-1 (CB1) receptors regulate colonic propulsion by acting at motor neurons within the ascending motor pathways in mouse colon. American Journal of Physiology, Gastrointestinal and Liver Physiology. 296(1):G119-28.
    9. Mechoulam R, Parker LA. (2013). The endocannabinoid system and the brain. Annu Rev Psychol. 64:21-47.
    10. Pacher P, Mechoulam R. (2011). Is lipid signaling through cannabinoid 2 receptors part of a protective system? Prog Lipid Res. 50(2):193-211.

    ¿Qué medicinas a base de cannabis existen hoy día?

    Existen pocos medicamentos, como Sativex o Epidiolex, que se encuentren estandarizados, libres de contaminantes y que cumplan la normativa europea

    La prohibición del cannabis ha traído como consecuencia un enlentecimiento en la investigación, tanto de sus propiedades terapéuticas, como en el desarrollo de preparados farmacéuticos. Pero la limitación del cannabis medicinal no ha impedido que los usuarios hayan desarrollado todo un sofisticado arsenal de compuestos, así como de instrumentos para ingerirlos. Hoy día hay numerosos métodos para extraer los cannabinoides de la planta, en una forma concentrada, que se pueden ingerir en diferentes formas: fumados, vaporizados, en forma de tintura, cocinados en alimentos, en gotas sublinguales, en cremas, aceites, etc. Tampoco es ya necesario utilizar la planta fumándola, con todos los riesgos respiratorios que ello puede ocasionar, sino que hay instrumentos, llamados vaporizadores, precisamente para vaporizar los cannabinoides en lugar de quemarlos, de tal forma que se evitan todos los riesgos de la combustión.

    «Hoy día se dispone de diferentes medicinas basadas en cannabinoides pero sigue siendo una tarea pendiente para muchos países desarrollar cannabis herbal de calidad farmacéutica».

    Algunos de estos vaporizadores están reconocidos por agencias reguladoras (por ejemplo, la norteamericana Food and Drug Administration), como utensilios médicos, debido a su probada eficacia para vaporizar los cannabinoides sin producir combustión. Así que se puede decir que hay un desarrollo en paralelo entre los usuarios recreativos y medicinales de cannabis y la industria farmacéutica, que en los últimos años ha invertido muchísimo dinero en desarrollar fármacos a base de cannabis. Esto no significa que los utensilios y productos de fabricación doméstica sean lo ideal, pues no cuentan con el control de calidad necesario para los usos médicos y en general no permiten hacer una dosificación precisa.

    Los primeros fármacos basados en cannabis que se comercializaron fueron moléculas parecidas al THC, llamadas nabilona y dronabinol, que se ingieren por vía oral y que están indicadas para el tratamiento de los vómitos y las náuseas en pacientes de cáncer sometidos a quimioterapia. Más recientemente, la compañía farmacéutica GW Pharmaceuticals ha comercializado un producto, llamado Sativex, que es un extracto de la planta para uso sublingual con una concentración de 1 a 1 de THC y CBD (cannabidiol, otro cannabinoide presente en la planta del cannabis). Está comercializado para el tratamiento de la esclerosis múltiple y está pendiente de autorizar para otras indicaciones. GW Pharmaceuticals también ha desarrollado un producto en base a CBD purificado en base oleosa, llamado Epidiolex para el tratamiento de algunas epilepsias infantiles.

    Por último, hay una empresa holandesa, llamada Bedrocan, que cultiva diferentes variedades de marihuana para su venta en farmacias dentro del programa de cannabis medicinal holandés. Se trata de variedades, cada una con diferentes proporciones de THC y CBD, estandarizada, libre de contaminantes y cumpliendo normativa europea de GMP (Buenas Prácticas de Manufactura) para obtener cannabis de grado médico (MGC sus siglas en inglés, por medical grade cannabis). Bedrocan tiene actualmente sede en Canadá y República Checa y exporta a diferentes países de la Unión Europea como Italia o Alemania, donde hay programas oficiales de cannabis medicinal. Lo que hace años se consideraba una utopía, esto es, disponer de marihuana de calidad farmacéutica estandarizada, es hoy día una realidad de la que se benefician numerosos pacientes en toda Europa. Otro ejemplo de extracto de calidad farmacéutica testada es CW1A de CW Botanicals que produce un extracto de planta entera de la variedad Charlotte’s Web en base a CBD para el tratamiento de la epilepsia, pero por razones legales de USA no está registrado como medicamento sino como suplemento alimentario.

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